4 jun 2011

Aceite de argán, cocina y belleza naturales

Adivina, adivinanza: ¿Sabes cuál es el nombre del aceite más caro del mundo, y quién lo recolecta? Solución: por increíble que parezca, son las cabras las que se suben a un árbol llamado argán, del mismo nombre que su aceite, para comer sus hojas y sus frutos y, ya en el suelo, cuando empiezan a rumiar, escupen los huesos de los frutos, que el pastor recoge cómodamente, sin haberse pinchado. Pero, si la aparición estelar de las cabritas es alucinante, más sorprendentes son sus propiedades, muy valoradas en la cocina, la medicina y la cosmética natural.

El aceite de argán también se conoce como el oro liquido de Marruecos. Para que te hagas una idea, una botella de aceite de argán extra virgen de tan sólo 20 cl. está en torno a los 17 euros. Algunas de las razones que explican su precio es que son árboles que sólo crecen en Marruecos, aunque también pueden encontrarse algunos en México y Andalucía y su lentísimo crecimiento, pues tarda alrededor de 6 años en dar sus primeros frutos.

Otra de las razones de su altísimo precio es su proceso de elaboración, con una extracción totalmente artesanal que sigue métodos milenarios. Como su uso en la cocina, que ya iniciaron las tribus bereberes, tradiciones que perviven: además de usar el aceite, con la pasta de color chocolate que queda tras la extracción, llamada amlou, hacen su pan típico.







El aceite de argán está compuesto en un 80% por ácidos grasos esenciales y contiene grandes cantidades de vitamina E, casi el triple de la que hay en el de oliva. Y, de las dos varidades que existen de este aceite, además del natural, está el tipo denominado bereber, muy apreciado en la nueva cocina por su sabor a nueces.

El aceite de argán es un auténtico tesoro para la belleza natural. Históricamente, ya era utilizado para usos cosméticos por las mujeres marroquíes para masajes corporales a los bebés, ayudar en la curación de granitos de la varicela o para suavizar la piel en el embarazo o prevenir la aparición de estrías. Y para muchos otros usos como elixir de la juventud. Son conocidas sus propiedades regeneradoras de la piel, el cabello y las uñas, gracias a las vitaminas y los ácidos grasos que contiene. Su esencia mágica forma parte de las fórmulas de cosméticos de última generación, y sus recetas tradicionales siguen aplicándose.

Si lo aplicamos durante 30 minutos en el cabello antes de lavarlo, le dará brillo y fuerza. Y el cutis de pieles secas mejorará si lo embadurnamos con una mezcla de aceite de argan y de aceite de almendras dulces. También lograremos una hidratación intensiva si, 45 minutos antes de tomar el baño, nos masajeamos con este oro marroquí.

El aceite de argán también ha formado parte de la medicina tradicional. Sus propiedades son múltiples, pero sobre todo se utiliza para tratar o prevenir ciertas enfermedades de la piel: alivia las irritaciones, eczemas, quemaduras solares o de otro tipo, el reumatismo, trata el acné, la varicela, el reumatismo y previene la aterosclerosis.

Según el médico alemán Perter Schleicher, basta tomar dos cucharitas al día para beneficiarse de sus efectos curativos. Algunos estudios, como el de la Facultad de Ciencias Sik Sidi Ben Othman (Casablanca), que fue premiado por la Sociedad Francesa de Cardiología en 2006, buscan probar posibles los beneficios del consumo de aceite de argán en la prevención de las enfermedades cardiovasculares.


Fuente: http://www.ecologiablog.com

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